Mi corazón... latía a mil y
las palabras se me confundían.
Creí que era imposible y que nunca lo lograría pero...
ahí estaba, diciendo que vivir si se puede y hay que hacerlo solos, porque es tuyo,
todo ese placer y felicidad es tuyo, y de nadie más,
es lo único que nadie te puede robar y debes estar orgulloso de haberlo logrado...
Todo comenzó con una salida a la playa.
Una hermoso atardecer frente a mis pupilas.
Pero yo no sabia hasta ahora que esa tarde quedaría marcada por siempre en mi memoria y mi vida.
No habían corazones latiendo, pulmones respirando, era la arena, el viento, el mar y yo.
Podía hacer lo que quisiera en ese instante no quería nada.
Se empezó a oscurecer, veo en la orilla del mar unas 100 aves,
Mis piernas automáticamente se pusieron a correr, las aves volaban, lo único en lo que pensaba era...correr, sentir como el viento acaricia suavemente mi cara, me saque las zapatillas, los calcetines, seguí corriendo como una gacela...me sentía feliz.
Corriendo junto al viento, veía mis huellas y como quedaban marcadas en la arena.
(me detuve)
Observe la arena y en cada huella que había en la arena había un miedo y si yo o otra persona los pisaba se los llevaría con ella. Vi muchos miedos míos.
Me asuste creí que le haría mal a alguien pero vi el mar y vi como se llevaba esos miedos y como dejo la arena lisa nuevamente.
Sentí felicidad, ahora mis huellas serán de alegría y lo más hermoso es que las personas no se asustan de bañarse con los miedos de otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario